Exposición Rebeca Plana
La presente exposición en Cambio de Sentido ha sido concebida desde el comienzo para reunir estas tres notas características.
La obra de Rebeca Plana, siendo una pintura abstracta de un marcado carácter físico, carece del dramatismo de la gestualidad alcanzada por el Expresionismo Abstracto norteamericano
o el Informalismo europeo, tan influyente desde su aparición en la década de los cincuenta del pasado siglo. La ausencia de tremendismo en su obra se significa en la luminosidad de muchos de los cromatismos que inundan sus escenas, cromatismos ciertamente luminosos y aun alegres, en ocasiones. No en vano, la propia pintora ha afirmado que “si te duele el alma no puedes trabajar, la melancolía es poco productiva”.
No obstante, las referencias existentes, tanto en el nombre de la instalación como de las tres pinturas que comparecen en ella, aluden a los títulos de sendas canciones, mayoritariamente de atmósferas densas y de arrebatos líricos. Si Morning Gloryes el nombre de una flor (como muchos otros títulos de Plana), en concreto, el don Diego (Iponomoae purpurea), su nombre designa en esta ocasión, en cambio, una canción homónima de Tim Buckley, habiendo
Rebeca Plana ha concebido la idea de situar en la sala de exposiciones tres espejos de las mismas dimensiones que las pinturas para disponerlos enfrentados, quedando el espectador inmerso en el interior de este escenario. Su deseo es el de introducir en la experiencia del espectador la propia conciencia del espacio que ocupa ante las pinturas que contempla. Se trata de un mecanismo por el que Rebeca Plana desea hacer visible el modo en que ella misma se siente afectada por su impresión en los otros, tanto a nivel creativo como personal. Lo cierto es que su ansiedad, que puede ser víctima y verdugo de esta ansia misma ante el otro, y que constituye un argumento tan profundamente influyente en su cotidianeidad, tal vez nunca haya sido mejor ilustrada que en la instalación Morning Glory.
Una de las consecuencias de su trastorno consiste en inesperadas, mas cotidianas, acometidas de convulsiones en sus extremidades superiores. Una embestida incontrolable que, en lugar de detenerla, ha sabido aprovechar con voluntad expresiva mediante la multiplicación de los temblores en el momento de su ejecución pictórica a través de la atadura de diferentes pinceles a palos de escoba, lo que amplifica la dimensión del temblor original en su contacto con los soportes.
21/03/2012 - 18/05/2012
Calle Recoletos, 1, 28004 (Madrid)
Sala Cambio de Sentido