Jean-Michel Basquiat
Biografía
Nueva York, Estados Unidos
1960
Jean-Michel Basquiat es un mito de los años ochenta, con todo lo que ello implica: los buenos tiempos económicos para el mercado del arte, que aceleraron la valoración de su obra, que convirtieron a los artistas en centros de la celebridad y de la modernidad y que potenciaron una renovada visión mítica del artista que sobrelleva el peso de una vida tortuosa. Y todo ello relacionado con el resurgimiento de la pintura en su vertiente figurativa y expresiva. Sin embargo, la obra de Jean-Michel Basquiat no puede reducirse a la explicación de un furor incontenible volcado sobre la tela, sino que tras la expresión y el colorido intenso propios de sus obras se esconden estrategias más complejas, así como múltiples referencias artísticas, literarias, a la cultura popular y a la tradición afroamericana.
Beast es una pintura basada en la inmediatez del trazo y la representación hecha a gran velocidad característica del graffiti: sobre un fondo plano de color gris y rosa, que parece ocultar o tapar otras figuras, aparece una enorme y esquemática cara en negro, que bien podría ser una máscara negra. La audacia de Basquiat es que con su técnica proveniente del graffiti puede resolver imágenes que, a la par que gestuales, son también propias de la cultura popular; es decir, herederas tanto de Jackson Pollock –cuando intentó representar figuras totémicas de valor universal– o de Jean Dubuffet –cuando se inspiró en la forma de dibujar de los niños y los locos–, como de las premisas del arte pop en su interés por los iconos, la imagen y la representación populares. Beast es al mismo tiempo una pintura gestual, representa un icono y es pop. Pero lo más importante es que esta figura icónica representa a un hombre negro. Un hombre negro, como el propio Basquiat, al que él llama «bestia».
Quizás habría que pensar que la aparición de la pintura en los ochenta, al menos en el caso de Basquiat, no tenía tanto que ver con una ruptura con el arte conceptual de los setenta como con el retorno a la imagen de tradición expresionista, pero con un trasfondo conceptual. Al mismo tiempo que Basquiat y participando también en las mismas exposiciones colectivas, artistas como Barbara Kruger o Jenny Holzer tomaron como tema fundamental de su obra reflexiones sociopolíticas que denunciaban el sexismo y el racismo en nuestra sociedad. Tal vez Basquiat recogía el interés por los iconos populares del arte pop a través de una pintura gestual, pero al mismo tiempo introducía un giro sociológico en el que reflexionaba sobre la imagen del hombre negro. En algunos casos relató las historias de hombres negros ilustres y en otros acudió al sarcasmo para mostrar críticamente cómo nuestra sociedad asocia la imagen del hombre negro a la idea de bestia. Aunque este sarcasmo tiene mucho de autoafirmación de la propia identidad.