La radio en la guerra. Las radios nazis

La radio en la guerra. Las radios nazis

Cambio de Sentido 2024

Las guerras han conllevado siempre un amplio aparato de propaganda y, ahí, la radio ha jugado un papel primordial durante todo el siglo XX. El nazismo utilizó la radio a estos efectos y, entre 1939 y 1945, regaló un millón ochocientos mil unidades a los ciudadanos alemanes. Los modelos lucían un águila y una esvástica talladas en el frontal. 

En el mismo espacio se pueden apreciar dos bolas gigantes compuestas por cortavientos (esponjillas) de micrófonos de emisoras de radio, una oda a cómo las ondas recorren el planeta. 

 

Foto: Los ciudadanos se arremolinan alrededor de soldados con la vestimenta nazi distribuyendo aparatos de radios. En una ventana en la pared se aprecian dos textos sobre las miserias o grandezas de la radio. 

Sonido: Los periodistas Carlos Alsina y Julia Otero leen sendos textos en los que se habla de la influencia de la radio, para bien… o para mal. 

 

Texto del sonido  

Voz de Carlos Alsina: Sin colores, solo existe el silencio. Hitler y su ministro de propaganda Goebbels comprendieron muy pronto las posibilidades que la radio ofrecía como arma de propaganda masiva. Pero los receptores que existían cuando ellos llegaron al poder eran demasiado caros para la mayoría de la población. La solución fue la ‘Volksempfanger’, la radio del pueblo. Unos aparatos simples y baratos cuya escasa sensibilidad les impedía sintonizar emisoras extranjeras. De este modo Alemania se convirtió en uno de los países con más radios de Europa: el 70% de los hogares contaba con uno. Se la regalaban para que no escucharan otras cosas. Como decía un eslogan de la época:  ‘toda Alemania escucha al Führer con la Volksempfanger’. Su producción también murió con Hitler pero las familias alemanas, después de la pesadilla nazi, siguieron escuchando la radio dándole el uso hogareño que nunca debió perder. “Cuánto me gusta la radio” 

Voz de Julia Otero: No se puede entender el presente sin escuchar el pasado, sus silencios y sus estridencias, sus mentiras tramposas y sus verdades parciales. Un pasado de luces y sombras salpicado de censura y de batallas colectivas para ganar el derecho a elegir. La libertad de expresión es la libertad de decir o de callar, y lleva implícita la libertad de escuchar. Existe un pasado del que aprender, un presente que vivir y un futuro que crear. 

Un micrófono representa la libertad de hablar.  Es pluralismo y garantiza el derecho a la información y el desarrollo cultural de los pueblos a través de la multitud de ondas, a través de un sinfín de colores, de un abanico de opciones cromáticas y radiofónicas al alcance de las personas que tienen derecho a escoger un color, a escuchar una voz y a que sea escuchada la suya. 

“Me gusta la radio colorista”